Los niños asesinos de Liverpool.

La tarde del 12 de febrero de 1993 Denise Fergus acudió al Centro Comercial New Strand  en compañía de su menor hijo de 2 años James Patrick Bulger, al llegar a la carnicería y realizar sus compras Denise soltó por unos minutos la mano de su pequeño para realizar el pago de las compras realizadas, centrando en ese momento su atención en la dependiente del local, de inmediato al notar la ausencia de James comenzó la búsqeda y a los pocos minutos se incorporó la policía, la intensa búsqueda no rendía frutos por lo que acudieron a la revisión de las cámaras, aunque borrosas, se apreciaba a 2 adolescentes en compañía de James, al principio esto tranquilizaría a Denisse y a la policía, después los mismos fueron identificados por una maestra que vio el borroso video y los identificó como sus alumnos Jon Venables y Robert Thompson, ambos de 10 años, mencionando además la maestra que eran 2 alumnos muy conflictivos, que daban problemas y que ese día 12 de febrero no habían asistido a clases, las imágenes de las cámaras de seguridad del centro comercial New Strand, mostraban a Thompson y a Venables observando niños de manera distraída, aparentemente buscando un objetivo, también fueron vistos robando varios objetos, como caramelos, un muñeco troll, unas baterías y un bote de pintura azul para maquetas, los chicos caminaron junto a James Bulger unos cuatro kilómetros a través de Liverpool, hasta que llegaron al canal Leeds and Liverpool, donde lo dejaron caer de cabeza, causándole heridas en el rostro, Thompson y Venables bromearon acerca de lanzar a James Bulger al torrente de agua, James Bulger tenía un chichón en su frente y estaba llorando, pero la mayoría de los testigos no hicieron nada para intervenir, asumiendo que los tres niños eran hermanos, los chicos llevaron a James Bulger a una tienda de mascotas, de la que fueron expulsados, finalmente, los tres llegaron a una vía férrea cerca del lugar, la cual estaba abandonada y ahí comenzaron a torturarlo, le lanzaron pintura azul para maquetas, que habían robado previamente, en el ojo izquierdo, le dieron patadas, lo golpearon y le tiraron ladrillos y piedras, le introdujeron pilas en la boca y le arrojaron una barra metálica de diez kilogramos la cual que le provocó diez fracturas craneales, antes de marcharse del lugar del crimen, los chicos dejaron a James Bulger acostado en el riel y taparon su cabeza con escombros con la esperanza de que un tren lo golpeara e hiciera que su muerte pareciera un accidente, una vez que los muchachos se fueron del lugar, el cuerpo fue seccionado en dos por un tren y los restos de James Bulger fueron hallados dos días después, el 14 de febrero, en tanto las investigaciones policiales arrojaban como los culpables a Thompson y Venables, ya que en las visitas realizadas a sus casas habían encontrado pintura azúl y sangre en sus ropas y zapatos, los dos muchachos fueron acusados por el asesinato de Bulger el 20 de febrero de 1993 y comparecieron ante la Corte Juvenil de South Sefton dos días después, permaneciendo bajo custodia policial a la espera de juicio, hasta que fueron sentenciados a detención indefinida, más tarde, uno de los chicos revelaría que su intención era secuestrar a un niño, llevarlo a la calle ubicada a un costado del centro comercial y empujarlo hacia los automóviles en movimiento para causar un accidente, el 24 de noviembre de 1993, Thompson y Venables fueron declarados culpables de la muerte de Bulger, convirtiéndose en los asesinos convictos más jóvenes en la historia moderna de Inglaterra, los dos fueron sentenciados a pena de cárcel hasta que alcanzaran la edad adulta, inicialmente hasta los dieciocho años y fueron liberados en junio de 2001 para disgusto de los padres de Bulger y de una multitud de personas, que protestaron en las calles ya que ese crimen generó una gran ira en Liverpool. El hecho de que ambos chicos fueran tan jóvenes sorprendió a los investigadores, y su comportamiento sorprendió aún más ya que los niños actuaban como adultos o como psicópatas, sin sentimientos y sin remordimientos, convirtiéndolos en los niños más odiados de Inglaterra y ese crímen en uno de los más trágicamente recordados.

 

 

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