Las cartas del observador y la pesadilla detrás de la casa 657 de Westfield.

La casa ubicada en el número 657 de Westfield es el escenario de ésta historia que posteriormente fue llevada a la pantalla grande, la casa de estilo colonial y seis recámaras fue ocupada en el año 2014 por una familia de Nueva Jersey, los Broaddus, una joven pareja que tenía 3 hijos, la familia estaba muy emocionada con su nueva residencia y antes de ocuparla la remodelaron, el gusto por estar ahí duraría realmente muy poco, ya que casi de inmediato recibieron una carta, esta carta estaba firmada por “El Observador” en esta carta les daba la bienvenida y les decía cosas realmente inquietantes como “la sangre joven que me habéis traído”, “¿Habéis descubierto qué hay en las paredes?”, asimismo les aclaraba que esa casa había sido el centro de su familia durante décadas y ahora que se acerca a sus 110 años, lo habían puesto a vigilar y a esperar su segunda llegada, ya que su abuelo cuidó de esa casa en la década de 1920 y su padre en la década de 1960, por lo que ahora le tocaba a él, éstas palabras dejaron realmente intranquilos a los Broaddus quiénes quisieron pensar que la misiva se trataba de una broma de mal gusto, pero las cosas empeoraron cuando llegó una segunda carta donde amenazaban a sus hijos, en ésta ocasión “El Observador” además de preguntar si venía un bebé en camino les escribió: “¿Necesitas llenar la casa con la sangre joven que pedí? Mejor para mí. ¿Tu vieja casa era demasiado pequeña para una familia que crece? ¿O fue codicia traerme a tus hijos? Una vez que sepa sus nombres, los llamaré y también los dibujaré”, esta carta en verdad aterró a la pareja ya que el observador se refería con sangre joven a sus hijos de 5, 8 y 10 años, no había pasado el terror por lo leído en la segunda carta cuando llegó una tercera en la cual “El Observador” les decía: “¿Jugará la sangre joven en el sótano? O tienen demasiado miedo de bajar solos. Si yo fuera ellos tendría mucho miedo, pues está muy lejos del resto de la casa. Quien esté arriba nunca los escucharía gritar”, ante esto acudieron a la policía quién investigó el caso a la par que la fiscalía del condado de Unión, pero no hubo resultados, nadie había sido acusado, no había un sospechoso, ni testigos, nadie sabía cómo habían llegado las cartas y quién las había escrito, por lo que a tan sólo seis meses después de haber recibido la primera carta, la familia puso la casa en venta, pero ante la fama de la casa y su misterio no había ningún comprador, incluso después de bajarle el precio, como no lograban venderla intentaron demolerla, pero recibieron otra carta, en donde “El Observador” amenazaba con vengarse, “Tal vez un accidente automovilístico. Tal vez un incendio. Tal vez algo tan simple como una enfermedad leve que nunca parece desaparecer, pero que te enferma día tras día, tras día, tras día. Tal vez la misteriosa muerte de una mascota. Los seres queridos de repente mueren. Aviones, autos y bicicletas que se estrellan. Huesos se rompen”, decía la carta, por lo que optaron por rentarla, pero nadie ha permanecido en esa casa mucho tiempo ya que “El Observador” les envía sus misivas dándoles detalles de sus vidas confirmando que entre las paredes pudiera estar el observador, la policía nunca supo quién escribió las cartas ni tuvo un sospechoso, nadie vió nunca a alguien dejando las cartas en la residencia, no había pistas, todo parece indicar que “El Observador” es una alma atada en ese lugar que no solo cuida lo que cree que aún le pertenece sino que lo reclama.

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