La familia real tiene un lugar muy especial en la historia británica, y es parte importante en su vida diaria, la población en general realmente los adora, aunque el origen de la familia real es alemán y por parte del duque de Edimburgo, la familia real es de ascendencia danesa y griega, la realeza es una metáfora del carácter ecléctico del pueblo británico y de sus diversos orígenes genéticos, alrededor de la familia real se tejen grandes historias, de amor, de triunfo, algunas difíciles de creer como que la reina es la dueña de las ballenas, delfines y cisnes y los únicos que pueden comerlos son los miembros de la realeza, pero alrededor de la familia real británica también se tejen historias de terror como que les gustaba el sabor de la carne humana y se dice que a fines del siglo XVIII, la realeza británica ingirió partes de cuerpos humanos, como parte de un canibalismo medicinal, practica reservada a los monarcas y a los adinerados de Europa, la Reina María II y su tío, el rey Carlos II tomaron cráneo humano destilado en su lecho de muerte, y algunas historias alrededor cuentan que bebieron y usaron polvo de momia egipcia, grasa humana, carne, huesos, sangre, cerebro y piel, el canibalismo medicinal tuvo gran fuerza en la ciencia europea, editoriales, cadenas de comercio y en la educación, durante la ejecución de Carlos I en 1649, se limpió su sangre y se reservó porque se creía que tenía propiedades curativas, de hecho varias personas con sus pañuelos limpiaron la sangre y la guardaron, el procedimiento de usar la sangre se conocía como gotas del rey, se utilizaba contra la epilepsia, convulsiones, enfermedades de la cabeza, y con frecuencia como un tratamiento de emergencia para los moribundos, y de hecho fue lo primero que le llegó al rey Carlos de Inglaterra el 2 de febrero de 1685, al comienzo de su última enfermedad, y se administró no sólo en su lecho de muerte, sino también a la reina María en 1698, el último caso registrado de esta práctica fue en 1865 pero en Alemania, aunque estos datos parecen estar muy lejanos a nuestra época se dice que estas prácticas no han desaparecido