Las leyendas surgen de tragedias o hechos paranormales que marcan la vida de las personas que habitan en un lugar determinado y que con el paso del tiempo forman parte importante de la historia urbana de cada uno de estos lugares; la tumba de “Nachito”, en Guadalajara es una de las leyendas más populares de esa región, ésta leyenda se ubica en el panteón de Belén en Guadalajara, y se dice que Ignacio Torres Altamirano, conocido como “Nachito”, padecía nictofobia, esto es, tenía miedo a la oscuridad por lo que para dormir sus padres colocaban dos antorchas para iluminar su cuarto, pero una noche cayó una tormenta tan fuerte que logró apagar las antorchas del cuarto de Nachito y a la mañana siguiente, sus padres al querer despertarlo lo encontraron muerto en su cama, indicando el reporte médico que habría sufrido un infarto, siendo ésta la causa de muerte. La noche del entierro, el cuidador del cementerio al hacer su recorrido escuchó ruidos como si alguien estuviera escarbando en las tumbas, y el sonido provenía de la tumba de Nachito, al acercarse encontró la tumba vacía y el ataúd en el exterior, al asomarse encontró al Nachito vestido de blanco, un crucifijo y un rostro lleno de paz, el vigilante volvió a enterrar el ataúd para que no pensaran que él lo había sacado, pero los siguientes días siguió pasando lo mismo y el féretro estaba afuera, por lo que, volvía a enterrarlo, hasta que al ver que este fenómeno no se detenía dio aviso a la policía y así fue como se enteraron los papás de Nachito de lo que estaba sucediendo en el panteón, por lo que la mamá de Nachito entendió que su hijo pese a haber muerto seguía teniéndole miedo a la oscuridad y por eso salía a la luz, por lo que decidieron colocar su tumba al exterior, fuera de la tierra y a partir de entonces la gente de Guadalajara visita cada 24 de mayo (día de su fallecimiento) la tumba de Nachito y le dejan juguetes.