Accidentes de tráfico, ruinas económicas y desastres naturales: cualquier cosa mala que ha sucedido en la Villa de Colobraro se ha relacionado con el maleficio que se remonta a principios del siglo XX. Se dice que su nombre es mejor no mencionarlo. Ésta antigua ciudad situada en lo alto de una colina en la región de Basilicata, al sur de Italia, no se puede desprender de su siniestra fama, incluso hasta el día de hoy es conocida como la ciudad más maldita de toda Europa. Los pobladores de las aldeas vecinas lo llaman ‘chillu paese’ que significa ‘ese pueblo’ no sin antes tocar madera para alejar las desgracias. Y si por casualidad algún turista sufre cualquier percance ya saben a quién echarle la culpa: al maleficio de Colobraro. La leyenda cuenta que durante las primeras décadas del siglo XX vivía en la zona un abogado adinerado llamado Biagio Virgilio. Era célebre por su destreza en la profesión. Cierto día frente al tribunal, el letrado que jamás había perdido un caso, exclamó: “¡Si lo que digo es falso, que se caiga este candelabro!” Un segundo después, la lámpara de techo en forma de araña cayó estrepitosamente al suelo haciéndose añicos. A partir de entonces, todo lo malo que ocurría en la comarca se le achacaba al mencionado Virgilio. Otro personaje notorio que ha dado cuerpo a varias de las fábulas populares es “La Cattre”. La anécdota refiere que un antropólogo llegó al pueblo buscando una hechicera para eliminar el mal de ojo y desvelar el misterio. En su indagación se topó con una anciana, de figura escuálida y profundas arrugas causadas por el sol. Acto seguido, él y su equipo fueron víctimas de inexplicables accidentes y decidieron marcharse súbitamente. De ahí nació la reputación de esta supuesta bruja. Aunque siempre se ha dicho que la maldición solo afecta a los visitantes, no es extraño escuchar en Colobraro historias surrealistas. Recién nacidos con dos corazones, sospechosos accidentes automovilísticos, deslizamientos de tierra y otras desventuras que le pondrían a cualquiera la piel de gallina. Se cree tan profundamente en la mala suerte que ni siquiera la policía multa a los conductores que circulan a exceso de velocidad con el temor de ser testigos de algún fenómeno sobrenatural. En las ciudades vecinas, por ejemplo, se habla de él como “ese pueblo” y en caso de que alguien ose mencionarlo, cual villano de Harry Potter, se apresuran a santiguarse y tocar madera para alejar las desgracias.
Tras la caída del candelabro de Virgilio, se extendieron los rumores por todo el país de que éste pueblo, en efecto, esta maldito y hoy abre sus puertas para dar la bienvenida a todos aquellos amantes de lo sobrenatural para pasar con ellos, las maldiciones que aquejan a todo el pueblo.
Así que si te gustan las emociones fuertes, sin duda Colobraro no puede faltar en tu itinerario al visitar Italia.
